miércoles, 10 de julio de 2013

Siento mi cuerpo luego existo.

Después de la frase tan famosa de nuestro amigo Descartes "Pienso luego existo", siento que es mucho mejor la de "Siento mi cuerpo luego existo".

Esta afirmación tan rotunda de la existencia en base al pensamiento lleva ya muchos años latente y rigiendo un sistema de cuerpos pensantes pero no sintientes. No tenemos consciencia de nuestro cuerpo, no escuchamos sus mensajes, no atendemos su sabiduría...Intelectualizamos que tenemos un cuerpo, pensamos que tenemos un cuerpo, pensamos que vivimos en un cuerpo, es decir, todo pasa por la mente, porque de este modo nos han enseñado.

¿Cuántas veces le he preguntado a mi cuerpo cómo está? ¿Cuántas veces he hablado con mi dedo meñique de la mano izquierda? ¿Cuántas veces me he parado a sentir cómo late mi corazón y qué me quiere decir?

Las preguntas y las respuestas están en nuestro cuerpo, él nos guía sabiamente, porque en él se concentra toda la sabiduría ancestral. Recurrimos a nuestra mente buscando soluciones, respuestas y preguntas, hacemos deducciones lógicas, axiomas, planteamientos, estrategias....El cuerpo no entiende de nada de eso, el cuerpo únicamente siente y vive. Es un ser sintiente en sí mismo.

Comunicarnos con nuestro cuerpo, dedicarle tiempo, amor, cariño, escucha...es un paso importantísimo que nos conecta directamente con la vida.


El cuerpo no entiende de mentes, de razonamientos, de pensamientos, de análisis, de logismos....la mente entiende de la conexión con la Tierra, con la vida, con la Naturaleza.

¿Y si empezamos hoy a vivir y escuchar el cuerpo?


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