El empoderamiento corporal implica un acto de compromiso y responsabilidad con nuestros propios cuerpos de mujer. Es hacernos agentes de nuestra vida y de nuestro cuerpo, "gobernarlo", gestionarlo, cuidarlo y como no apropiarnos de él liberando todo el poderío que en el se esconde.
Nuestro cuerpo espera que nos reconciliemos con él, espera paciente recibir el amor que se merece, espera con ansias sentirse libre, soltar ataduras, desprenderse de miedos, descubrir su gozo y desatar represiones.
Nuestro cuerpo es sabio, desea ser escuchado, que le prestemos un poco de atención. El cuerpo nos habla, nos susurra, a veces incluso nos grita...pero nuestra atención está en la mente, en el parloteo dictador que gobierna nuestra vida...
Con un fácil gesto como es volver la mirada al cuerpo, atenderlo, mimarlo, tocarlo, acariciarlo, escucharlo....en definitiva amarlo podemos revolucionar nuestra vida y por ende el mundo.
Cuando las mujeres prodiguemos amor hacia nuestro propio cuerpo los velos caerán y quedaremos desnudas de verdad ante nosotras mismas y ante el mundo y ahí nuestras alas de libertad se mostrarán auténticas, permitiéndonos desplegar todo nuestro potencial, sin reservas.
Porque la revolución empieza en el cuerpo.
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