Sin embargo, a lo largo de todo este tiempo, en mi intento de regular mis sangrados, me he dado cuenta que lo convertí en casi obsesión por ser la mujer cíclica ideal y regular. Esto es una losa más en esta manera de vivir que tenemos hoy en día (e intuyo que siempre) Necesitamos normas y referencias, sin embargo muchas veces, por no decir todas las veces nos encasillamos y presionamos para ser aquello que consideramos normal, sin plantearnos para qué y por qué lo hacemos. En mi caso, y en la mayoría, es claro: PARA SER AMADXS por lxs demás. Mendigamos amor. ¿Y si empiezo por dármelo a mí? ¿Cómo voy a pedir lo que no consigo darme a mí misma? Por eso, no viene nada mal una buena dosis de autoamor, que no es otra cosa que darse amor a unx mismx, y esto no se limita a la faceta sexual, sino que se expande hasta donde unx quiera o se lo permita la imaginación.
Volviendo a lo cíclico:
ERROR: PRETENDER Y OBLIGAR A MI CUERPO A QUE COJA UN RITMO LUNAR CÍCLICO DE 28 DÍAS POR LA FUERZA NO ES SANO NI PARA MÍ NI PARA MI CUERPO.
APRENDIZAJE: Flexibilidad, fluir, paciencia, espera, confianza, seguridad, tierra...Y sobre todo aceptar mis propios ritmos, no compararme y amar mi cuerpo. Importante no pintar de rosa el mundo cíclico de la sangre, pues tiene sus luces y sus sombras y todas ellas son necesarias para crecer y nutrirme directamente de tierra a cuerpo. Aprendo a vivir en una fase larga donde la hechicera me sopla secretos e historias de brujas y ancianas sabias que danzaban desnudas en la noche de luna y de sol.
Ahora me encuentro en mi cueva, esperando mi sangre, sintiendo mi copa llena. Mi mente interviene a cada poco, imprimiendo miedo y preocupación por su ausencia. Mi cuerpo me pide cueva, descanso y esperar el fluir de la sangre por mis piernas, desea soltar y soltar, no entiende de futuro, ni de tiempos...Me pide que confíe. Mi corazón vive entre mi mente y mi cuerpo, conciliándolos y buscando el equilibrio a través del amor a ambos.
Donna di coppe de Gioia Albano |
<3
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